I
Absorta, así situada, la noche se despierta
y brota y renueva su alabastro, de la siesta
que asoman sus ojos, y el aliento, es respuesta
a la naturaleza de sus águilas que alerta.
Claridades de tormenta, llueve apenas y se moja
la absorta desnudez de tu carbunclo, y se despoja
de la nieve, su blanca desnudez, como deshoja
la luna los claveles y el jazmín, que se me antoja.
Despierto invade, dulzor, campanas en la noche
la pradera, del silencio y la acera
y es verde la pradera.
Doblega alas y esculpe milagrosa
paciente mar de cobre, escandalosa
figura desde el mar, cede, mientras luche.
II
A su despierto rubor, claro celaje
multitud del estío cual verano moja
el acierto del velamen da hospedaje,
la frambuesa tiñe y se despoja.
Abierto rubor, clara escalera
incipiente verdor, enredadera,
que anota un astro y estrella a Primavera
y nutre, y es pasión de la pradera.
Claro cincel que la luna moja en la laguna
laguna cede, blancura que es amague
de su rubor, arropa en la cintura...
Claro verdor, y oscuridad que tiembla
asido y claro, se despierta con azogue
a disfrutar la noche que la claridad asembla...
III
Relámpago en el mar y meridiano
que arropa un sastre el rubor de las estrellas
y es verso de querellas en el rubor mediano
el rojo pabellón de un cielo de centellas...
Asido en el velamen que obtura una rosa
a disminuir el soplo que es decoro a su cuidado
y es sombra y senectud, de lado a lado
masiva desnudez que encierra, perezosa.
Lánguida y tan roja como púrpura letrado
de su guirnalda asoma sutil falda,
que añora en la esbeltez, rugir a enamorado.
Añora desnudez, primavera en minifalda
que esculpe a mis ojos la tarea, que me escalda
y suma en el amor la distancia a lo pasado.
IV
Irrumpe en el albor la constancia hacia mi beso
cual suma de embeleso, que la noche no separa,
y es alba el manantial que la luna no acapara
la fruición de mi desierto que bebe el aderezo...
Cual bóveda celeste que agrupa las estrellas
decidiendo del verano la pasión de tus guirnaldas
y asoma en el albor tu desnudo, tus centellas
que disgrega la efusión con saladas esmeraldas...
Y el océano prohíbe, mas la fuente aún te süeña
cual peñasco en una flor, más aún, más se despeña
y el alba te atesora cual la flor más apreciada...
Y veo en el albor, la sonrisa de mi dueña
y sueño con besar la mano enamorada
que fragua en el cristal la luna destemplada...
Absorta, así situada, la noche se despierta
y brota y renueva su alabastro, de la siesta
que asoman sus ojos, y el aliento, es respuesta
a la naturaleza de sus águilas que alerta.
Claridades de tormenta, llueve apenas y se moja
la absorta desnudez de tu carbunclo, y se despoja
de la nieve, su blanca desnudez, como deshoja
la luna los claveles y el jazmín, que se me antoja.
Despierto invade, dulzor, campanas en la noche
la pradera, del silencio y la acera
y es verde la pradera.
Doblega alas y esculpe milagrosa
paciente mar de cobre, escandalosa
figura desde el mar, cede, mientras luche.
II
A su despierto rubor, claro celaje
multitud del estío cual verano moja
el acierto del velamen da hospedaje,
la frambuesa tiñe y se despoja.
Abierto rubor, clara escalera
incipiente verdor, enredadera,
que anota un astro y estrella a Primavera
y nutre, y es pasión de la pradera.
Claro cincel que la luna moja en la laguna
laguna cede, blancura que es amague
de su rubor, arropa en la cintura...
Claro verdor, y oscuridad que tiembla
asido y claro, se despierta con azogue
a disfrutar la noche que la claridad asembla...
III
Relámpago en el mar y meridiano
que arropa un sastre el rubor de las estrellas
y es verso de querellas en el rubor mediano
el rojo pabellón de un cielo de centellas...
Asido en el velamen que obtura una rosa
a disminuir el soplo que es decoro a su cuidado
y es sombra y senectud, de lado a lado
masiva desnudez que encierra, perezosa.
Lánguida y tan roja como púrpura letrado
de su guirnalda asoma sutil falda,
que añora en la esbeltez, rugir a enamorado.
Añora desnudez, primavera en minifalda
que esculpe a mis ojos la tarea, que me escalda
y suma en el amor la distancia a lo pasado.
IV
Irrumpe en el albor la constancia hacia mi beso
cual suma de embeleso, que la noche no separa,
y es alba el manantial que la luna no acapara
la fruición de mi desierto que bebe el aderezo...
Cual bóveda celeste que agrupa las estrellas
decidiendo del verano la pasión de tus guirnaldas
y asoma en el albor tu desnudo, tus centellas
que disgrega la efusión con saladas esmeraldas...
Y el océano prohíbe, mas la fuente aún te süeña
cual peñasco en una flor, más aún, más se despeña
y el alba te atesora cual la flor más apreciada...
Y veo en el albor, la sonrisa de mi dueña
y sueño con besar la mano enamorada
que fragua en el cristal la luna destemplada...
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