De un mismo amor
Magas la puerta y la luz,
magos el surco y el grano,
la escuela, la niña el verano,
y el tiempo sin otra cruz.
Mago mi viejo testuz,
que ara equilibra y me siembra,
mago el sudor que desmiembra
dos cuerpos buscando el cielo,
y, porque cumple este anhelo,
mago es el fuego con su hembra.
Mago el varón que trabaja,
que no se escuda en los otros,
que entiende de aves y potros,
como de viento y navaja.
Maga la bella que ultraja
con sus encantos el mundo,
que procrea en lo profundo
nuevas ciudades y labios,
magos por libres y sabios
los del abrazo fecundo.
Mago también el mañana
que ofrece siempre respuesta
y el pasado que en la cuesta
nos dejó flor y manzana,
Mago el presente, campana
que anuncia el paso por dar,
y el libro del ancho mar
que guarda la eterna historia
del beso entre la memoria
y el tiempo de navegar.
Mago tu nombre en mi boca
y el mío en tu dulce oído,
mago el silencio encendido
cuando tu piel lo provoca.
Mago el amor que nos toca
y que, en la diaria jornada,
vuelve milagro la espada
de prisa, rutina y sombra,
mago cuando así nos nombra
salvándonos de la nada.
Y por fin, maga la noche
en que en tu ausencia te canto
y que vuelve perla el llanto
que por no verte derroche.
Maga la estrella y su coche
que te busca y que te llama,
maga pues brota en la rama
de los secretos perdidos
y nos ve crecer unidos
al mismo amor que nos ama.
01 09 11
Magas la puerta y la luz,
magos el surco y el grano,
la escuela, la niña el verano,
y el tiempo sin otra cruz.
Mago mi viejo testuz,
que ara equilibra y me siembra,
mago el sudor que desmiembra
dos cuerpos buscando el cielo,
y, porque cumple este anhelo,
mago es el fuego con su hembra.
Mago el varón que trabaja,
que no se escuda en los otros,
que entiende de aves y potros,
como de viento y navaja.
Maga la bella que ultraja
con sus encantos el mundo,
que procrea en lo profundo
nuevas ciudades y labios,
magos por libres y sabios
los del abrazo fecundo.
Mago también el mañana
que ofrece siempre respuesta
y el pasado que en la cuesta
nos dejó flor y manzana,
Mago el presente, campana
que anuncia el paso por dar,
y el libro del ancho mar
que guarda la eterna historia
del beso entre la memoria
y el tiempo de navegar.
Mago tu nombre en mi boca
y el mío en tu dulce oído,
mago el silencio encendido
cuando tu piel lo provoca.
Mago el amor que nos toca
y que, en la diaria jornada,
vuelve milagro la espada
de prisa, rutina y sombra,
mago cuando así nos nombra
salvándonos de la nada.
Y por fin, maga la noche
en que en tu ausencia te canto
y que vuelve perla el llanto
que por no verte derroche.
Maga la estrella y su coche
que te busca y que te llama,
maga pues brota en la rama
de los secretos perdidos
y nos ve crecer unidos
al mismo amor que nos ama.
01 09 11
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