EL CREYENTE.
Hay una historia ridícula por contar, llena de fraudes y decepciones, digna de un charlatán.
Es el poder de la era, del caminante ciego que busca afanosamente al dios del madero.
Ha caminado por senderos llenos de luz y sombra, que le han hecho caer y perder la salud, pero aún así sigue caminando, porque en su corazón, ha visto más allá del sol, el lugar indicado por dios.
Es un paraíso extraño, hermoso y vacío, donde todos duermen, esperando el final para ser juzgados.
¿Este es el paraíso que buscas?
¿A donde quieres llegar?
Es el sueño eterno del testigo, que mata pasiones y sacrifica sus virtudes, porque para él hay una fe ciega que debe seguir, no importa de quién pase.
A veces pregunto porqué matas tus virtudes y te quedas estéril.
Se pierde todo sentido sobre la vida, que da pena verle.
Pero camina por las calles pregonando sus aires de libertad.
Condenando a los que no son de su credo y expulsando a todo aquel que falta a su ley.
Porque para él, es más importante que su propia vida.
Muere por su propio ego, tiene una pasión oculta:
la soberbia, que trata de cubrir bajo la sombra de la religión.
Por mandato divino, se cree un mensajero de la verdad, pero pocos saben que es un fanático incrédulo.
¿Quién podrá detenerlo?
Sí, tienen miedo de sus palabras; sí, su voz es un mandato a su corazón.
Arrepiéntete y juzga al hombre por ser como dios y no por ser hombre.
Autor Alejandro García Hernández.
angelsinparaíso.
Hay una historia ridícula por contar, llena de fraudes y decepciones, digna de un charlatán.
Es el poder de la era, del caminante ciego que busca afanosamente al dios del madero.
Ha caminado por senderos llenos de luz y sombra, que le han hecho caer y perder la salud, pero aún así sigue caminando, porque en su corazón, ha visto más allá del sol, el lugar indicado por dios.
Es un paraíso extraño, hermoso y vacío, donde todos duermen, esperando el final para ser juzgados.
¿Este es el paraíso que buscas?
¿A donde quieres llegar?
Es el sueño eterno del testigo, que mata pasiones y sacrifica sus virtudes, porque para él hay una fe ciega que debe seguir, no importa de quién pase.
A veces pregunto porqué matas tus virtudes y te quedas estéril.
Se pierde todo sentido sobre la vida, que da pena verle.
Pero camina por las calles pregonando sus aires de libertad.
Condenando a los que no son de su credo y expulsando a todo aquel que falta a su ley.
Porque para él, es más importante que su propia vida.
Muere por su propio ego, tiene una pasión oculta:
la soberbia, que trata de cubrir bajo la sombra de la religión.
Por mandato divino, se cree un mensajero de la verdad, pero pocos saben que es un fanático incrédulo.
¿Quién podrá detenerlo?
Sí, tienen miedo de sus palabras; sí, su voz es un mandato a su corazón.
Arrepiéntete y juzga al hombre por ser como dios y no por ser hombre.
Autor Alejandro García Hernández.
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