Súplica y canto

Súplica y canto

Amoratadas horas del fracaso,
gardenias sin color en la estación perdida,
allí donde esperaste sin que jamás volviera,
allí donde un tambor bajo tu pecho perdió el cuero
y amaneció un cadáver con su sonrisa despintada.
Lleguemos del dolor a la verdad concisa,
la vida seguirá pese a tus lágrimas blindadas,
pese a la nula posesión de los fragmentos de tu alma
y al ralo amanecer como peineta sobre el campo,
como cordel en la ciudad de nuevas prendas del agravio,
como timón de un cielo que naufraga en tu silencio.
A quién se ha de culpar de los caminos que se apartan,
del dédalo y la jaula que imponen dentelladas,
del tibio resplandor de los reclamos de agonía.
A quién se ha de llamar si el más preciado nombre muere,
si la electricidad de aquellas letras se hace tierra,
mentira, sinsabor, salvaje gusto a sangre.
Y vaga la visión entre residuos de la ausencia
y escuetas formaciones de un mundo que subsiste,
de un sordo contador de estrellas por aliarse,
de un simple corredor hacia otras horas de ternura.
Aléjanse las tardes que se llenaban con un beso,
los días de rotunda fe en la raza que se amaba,
en la gestión de la alegría, en el camino que promete,
en la sencilla vuelta a casa con un lecho que te espera,
con un río de dulzores, con un hábito de abrazos
y un lento comprender que ser felices no es un mito.
No tengo más verdad que la que a gusto rompería
por regresar de pronto a tu silencio y tu palabra,
a tu alacena y tus gaviotas, a tu aire simplemente.
Quiero explicar lo que no quiero,
pero no puedo si no quieres,
no nacen de rodillas los astros si no me oyes,
no embarcan las pasiones sin puerto en tu aventura,
no vuelven mis canciones sino al piano de tu olvido.
Suena una nota como un trueno en la estampida
de mis sueños, de mis gritos, de mi muda destemplanza.
Que dios guarde tus caricias para el día en que regreses.
La tierra guardará mis huesos hasta entonces.
El cielo entenderá por qué hay más soles
en mi alma que en la esfera que me mira desolado.

06 06 11

Que exquisita prosa poeta, es un lujo leerte.