Si medida fue la luz
en la mañana,
al alba se distingue la cruz
de la montaña. No es vana
lentitud la que yace en la aurora
en mil plegarias aludida,
la que en el vuelo de la mente sobria ó confundida
estrella los copos en que la nieve mora.
Pájaro de azul, en mi templanza despedido,
nace del vientre de las aves,
y en la distancia de la sonora gratitud, hundido
apaga el alba que consume lo que ves.
Pero aún en mi pérfida agonía
nace el silencio que perdía.
Tú te descubres en esta sintonía,
devolviendo al ave lo que ardía.
Eterno fuego cincelado
astro confuso, crepitante,
lacera tu ánima elegante,
pero te encuentras en sombras perfumado.
Tañe la esbeltez de la primera forma
que en la lluvia se encuentra sin reparo
en la armonía de tu horma,
tu dama en el amparo.
Redime de tu cauce tu cintura
como vana alabanza donde aflora
la distancia al vergel de tu cultura.
Eres tibia, la verdad es la hora
que responde el bravío lunar que de ti inflige.
Voces tibias serían coronadas
mas la rama del amor la variedad elige
desvistiendo el cincel de tus pisadas.
Sueña el sueño real la parsimonia,
escondite ideal del soñador.
Burla un sabor de madrugada ceremonia
el dolor. Y así el escultor
severo en sus afectos
es lozana aflicción del mirador,
que en la bruma del día no apela a los defectos
de la noche; labrando en su mirada, el resplandor.
El no mirarte en el sueño es mi verano,
vago alimento por tus alas consumido.
En las luces del pueblo de mi alma, el tirano
de mi esbelto lecho en tus ojos hace el nido.
Recobras la luna en tu mirada prohibida
habitando la huella de tus pies descalzos;
nace el oriente con tu voz recibida,
la sombra es destello en la luz de tus trazos.
Sin mis ojos la luz he distinguido
apreciando de la luz la blanca esencia;
por la sombra he perseguido
a oscuras la luz en clara ausencia.
Navegando en el oeste de la bruma,
por ti asiré la sustancia que en ninguna
sombra ha percibido de la tinta negra pluma,
aclarando las estrellas con el brillo de la luna.
Blanca es la luz que viste tu mirada.
Como vuelo de paloma, tus labios dulces
añaden el fulgor de las estrellas a mi morada.
Estremece tu sonrisa para que tu mirada no alces
el sigilo de la luna.
Eres una voz, melodía en el canto,
una flor, como ninguna.
Flor, regálame tu frescura en los jardines que yo planto.
Si de mi sencillez la vida hablara,
buscaría en ti los adjetivos
para saciar la sed del viento que mirara
las notas en las sílabas del árbol con motivos
de admirarte. Pero en la brisa del tiempo que tú ocupas
bastan las estrellas, la luna, los sonetos
la mirada de la flor, con las voces de las arpas.
Por ti la sílaba desnuda escribe en una flor, sobre los vientos.
Si luces doy por ti para buscarte en la pluma del verano
tu ansia crepuscular bajo tu mano
escribe los sonetos de esta tarde,
fue tu rostro el amor inconfundible
que a oscuras dio la luz aún sin mis ojos, y visible
la mirada en el rostro que arde.
Y aún tu canto vuela en el verano
desatando los confines de este amor que me hace sano.
Mis ojos no pueden verte,
mis labios no pueden tocarte;
la sílaba del viento se ha movido
para alcanzar un suspiro que he perdido.
Tus labios desde el alba sedarán
el ansia en la flor de mi sustento.
No puedo hablarte ni escribirte, aunque serán
mis palabras el tocarte, el alma que yo siento.
Sin tu bella corona de diamantes
veo la luna sin verte antes
porque tu júbilo templado
fue la aurora
que me dejó en la noche desolado
y aún sin verte, soy ahora
una sombra en la sombra de la noche.
No me dejes, que sin tu amor, soy un derroche.
Tan maduro como un jazmín dorado
la alcoba de mi sueño ha desvestido
el plumaje del desvelo enamorado.
Por tus alas el alba da la huella del sentido
que del mar el firmamento abrió la flecha.
Mas en el crepúsculo del sueño
tú robas para mí la que está hecha
para saciar del corazón las ansias de su dueño.
Sórdido anzuelo que tu sed toca,
la mirada de tu corazón abierto.
Eras vana ilustración de la tristeza, que en tu boca
asía el reverbero de una roca, con ánimo yerto.
Mas la ilustración de tus pasos acerados
estira redes por tu voz anclados:
será que el tiempo no discurre paraísos,
tu voz son dos mares indecisos.
La música, la sed, la aurora arde
las chicharras, el sol, tu sed que toca,
el viento en el viento aún se pierde,
nada como el rocío de tu boca.
Las chicharras, el brío, las palomas
todo el verano se consuma.
Tus labios, la sed de la que tomas
para mirar el alba y que resuma.
Tu jazmín, la sed, tu rosa
arde en ti, como paloma diluida,
no es que pareciera yo ser otra cosa,
sentir sin ti mi voz, mi alma derruida.
Pero tus ojos no se pierden en la noche,
las luciérnagas beben luz en tu verano
el ansia crepuscular bajo tu mano
distinguen luz, aún sin el sol, y sin derroche.
Mis manos y mis labios decir no quieren otra cosa
a tus ojos y corazón tibio
que tus manos tengan esta rosa.
De mi corazón el amanecer, el cambio
del albor, tu substancia y peso
declinante ansían el regreso
de tu vista, tu mirada y de tus labios.
El amanecer dorado, se tiñó de tus cabellos rubios.
Es del frío del silencio que la aurora
yace sedienta con su angosta mano.
Eres mi lozana soledad, y en esta hora
siento tu mirada fluir como un hermano
relámpago crisálida volviendo mariposas
al capullo de tu mano.
De tu voz eran las rosas
que el carmín de ti, mujer, es artesano.
Un rojo pálido enmienda la hermosura
de un ojo que al verte indiferente
de una lágrima bebía suficiente
del brebaje de amor de la locura.
Es por eso que al verte dulce ahora
retomo las riendas de mi rumbo,
caudaloso río que abate en la blancura
de la vertiente, la pureza en que sucumbo.
Sin tu luz veo mi mejilla pálida
mi rostro cansado, mi canto empobrecido.
La luna es mi sol, mi mano tendida,
mi horizonte sin mar, y sucumbido.
Sin ti soy la vertiente de una fuente
pero el agua está en la arena,
sin ti soy el soplido del doliente,
el mar que reverbera aún su pena.
Linda con el viento la hermosura
de tu tez, la pálida blancura
acelerando tus cabellos.
Así tus ojos bellos
contemplan el mar indiferente
que trasluce la mirada.
Como una tibia fuente
en los brazos de mi amada.
Calandria: bebes flores
en la laguna templada;
eres de esos seres
que cobijan a su amada.
Tu silencio es el bostezo
de mi alma,
en tu canto es por eso
que derramas primaveras en la calma.
Templada tu mirada caudalosa
como manto de silencio sumergida
en nosotros. Eres piadosa luz, que declara tu amorosa
bienvenida. Eres tú, Jesús, que alimentas el alma de mi vida.
Tu palabra, Tu camino, La Verdad
contiene este paso mío, buscando solidaridad.
Dios, contempla nuestro dolor,
nuestra frialdad, y haz que seamos como Tú, sólo Amor.
Dulce Madre, los suspiros de tu pecho
con la miel en los labios de tu Niño
son la sonrisa de mi corazón hecho;
descanso en tu regazo y tu dominio.
De ti nunca iré lejos.
Los brazos de Jesús también me aliñan,
quiero ser en el beso de tus labios bermejos.
En mi corazón yo sueño. Y sueño que esto sueñan.
Sus alas bate la colorada rosa
perpetuando el silencio de su substancia.
Tú, clavel de alas amables, das amorosa
gratitud que refugia la distancia.
Negros cabellos, ojos de calma
tu mirada resplandece en el rostro de mi alma.
Vale decir, en la víspera del día:
robaste mi silencio, que sufría.
Como vestir en anunciado día
las corolas, del viento, en verdes amapolas,
reluce la madera de tu bosque, en que pendía
el alma de mi carpintería, perfumando las olas.
De tu ciervo la juventud me llueve
pintando en las alas de la nieve
tu negro cauce que la tinta olvida;
tu mirada es nieve de ese bosque, que da vida.
Nácar floreado donde la juventud deshoja
el incierto paso loco de tu virtud fementida?
No. Responde el bravío loco donde el mar aja
el profano verso que precipita mi rima. Huida.
Lentitud. Tus ojos, un solo cabello de dorado
esmalte, presagiando el verso castaño del arte.
Mi corazón, tu corazón, vendaval bienamado
que se calma, se calma al soñarte.
Y de la indiferente copa que bosteza el alba
su marrón cauce entre ramas dormidas,
de tus ojos, un cabello, rejuvenecidas
a mi tierno diapasón tu juventud salva.
Y entre tus pasos, sonoros senderos...
y entre danubias perfectísimas sombras...
y hacia tus pasos y perfumados floreros
desdoblada el alba, tú siempre me asombras!
Para no mirarte el fuego se apaga
recalcitrando de la perdida ceniza
tu mar de gaviota desnuda, de maga,
donde del fuego el fuego revive sonrisa.
Y se nubla el cielo junto a la acostumbrada
mano que ciñe mi mano en abrigo
y eres del sol, y cuánto te amo mi amada
más que una fuente tu reflejo es mi amigo.
Vive y del tiempo tu manantial tu sed asía
como cristal de luna, lucíérnaga cabría,
y la sed del tiempo ocupa en visitarte
el sano intento por tus ojos deslumbrarte.
De esta vertiente el tiempo reclinado
horada el mar y transcurre el paraíso,
el ocio es el intento de amar lo que es amado
y desnudar (tu corazón) es el sigilo de un oro ó sol preciso.
Abrevia de tu fuente tu juventud beata
ó callarás con mi boca lo que tu sed percata.
Libertad de soñar
Desigual princesa en ojos de ángel
augura un tibio silencio que murmura el bajel,
recibe el crepúsculo tus alas de nieve
cabalgar el océano bajo un laurel; relieve.
Mármol de sueño, por qué eres tan duro?
y crepita fugaz tu amor,
que ausente de todo dolor
no te entregas al sueño, al cielo más puro?
A la luna
Paciente luna que emerge de los lagos
disfruta el vuelo de los alpes, enamorados
y sumen en tus alas de blanca palomita los amagos
de este conjuro de violetas luces y estrépitos fugaces, los
verdes aspavientos, coníferas errantes sobre valles.
Música, verde estupor, canto enfurecido
de silencio alcoba semidormida, ventanas y calles
robles de silencio, cardúmenes de alas, me han vencido...-
A una serpiente
Animal repticular rompiente de besos arenados
¿Porqué tengo que apartarme de ti?
Piedras preciosas movedizas, y ojos de rubí
¿Porqué enamorados mis versos te quieren amados
los álabes de mis sueños cantarte, y entre las sombras olvidarte
esa noción de maga oscura, ó ponzoñoso velo?
Animal de verdes mundos sobre el mundo, quédate,
pero lo suficientemente lejos. Así sabré que la medusa tiene
pelo.
Inherente tu cabello, la espuma del verano
se duerme en tus brazos transparentes
el azul de azahar bajo tu mano
tan perfecto, azul, indiferente
Sólo el brazo del mar entre tus brazos
descubre el invierno sobre el alba
No era abril, era tu voz en aquellos marzos
suspirabas como gaviota malba
Verde epifanía
Lenta crisálida en primaveras azules
tus palabras de azahar huelen a perfume
porque de mi amor, de tu rosa, tú exhales
azules primaveras, de las frutas y flores tu miel sume.
Porque palabras que en el alma ya no bastan
aran surcos y germinan los jazmines,
tu voz en el perfume, semillas no desistan
labran mi Libertad en tus Jardines.
Si del Amor Eterno se copiaran dos figuras
cabría en sólo una mi delirio
porque de mi amor el sufrimiento a las alturas
todo ángel recibe el humo de este cirio:
Mi amada, Oh Julieta, tú mi amada
besaste con tus labios mi alma, que sintiera
del corazón tu frenesí, con una espada
de amor. Oh, en tus brazos yo muriera.
Bajel de incesante armadura
en el océano y el mar sobran tinieblas
pero en tu mirada caudalosa la locura
dulce finge las estrellas.
Quiero tenedlas, la noche se presagia
como la luz repartida de la luna
en tu ventana su baño es blanca magia
el horizonte en mi navío es mi fortuna.
en la mañana,
al alba se distingue la cruz
de la montaña. No es vana
lentitud la que yace en la aurora
en mil plegarias aludida,
la que en el vuelo de la mente sobria ó confundida
estrella los copos en que la nieve mora.
Pájaro de azul, en mi templanza despedido,
nace del vientre de las aves,
y en la distancia de la sonora gratitud, hundido
apaga el alba que consume lo que ves.
Pero aún en mi pérfida agonía
nace el silencio que perdía.
Tú te descubres en esta sintonía,
devolviendo al ave lo que ardía.
Eterno fuego cincelado
astro confuso, crepitante,
lacera tu ánima elegante,
pero te encuentras en sombras perfumado.
Tañe la esbeltez de la primera forma
que en la lluvia se encuentra sin reparo
en la armonía de tu horma,
tu dama en el amparo.
Redime de tu cauce tu cintura
como vana alabanza donde aflora
la distancia al vergel de tu cultura.
Eres tibia, la verdad es la hora
que responde el bravío lunar que de ti inflige.
Voces tibias serían coronadas
mas la rama del amor la variedad elige
desvistiendo el cincel de tus pisadas.
Sueña el sueño real la parsimonia,
escondite ideal del soñador.
Burla un sabor de madrugada ceremonia
el dolor. Y así el escultor
severo en sus afectos
es lozana aflicción del mirador,
que en la bruma del día no apela a los defectos
de la noche; labrando en su mirada, el resplandor.
El no mirarte en el sueño es mi verano,
vago alimento por tus alas consumido.
En las luces del pueblo de mi alma, el tirano
de mi esbelto lecho en tus ojos hace el nido.
Recobras la luna en tu mirada prohibida
habitando la huella de tus pies descalzos;
nace el oriente con tu voz recibida,
la sombra es destello en la luz de tus trazos.
Sin mis ojos la luz he distinguido
apreciando de la luz la blanca esencia;
por la sombra he perseguido
a oscuras la luz en clara ausencia.
Navegando en el oeste de la bruma,
por ti asiré la sustancia que en ninguna
sombra ha percibido de la tinta negra pluma,
aclarando las estrellas con el brillo de la luna.
Blanca es la luz que viste tu mirada.
Como vuelo de paloma, tus labios dulces
añaden el fulgor de las estrellas a mi morada.
Estremece tu sonrisa para que tu mirada no alces
el sigilo de la luna.
Eres una voz, melodía en el canto,
una flor, como ninguna.
Flor, regálame tu frescura en los jardines que yo planto.
Si de mi sencillez la vida hablara,
buscaría en ti los adjetivos
para saciar la sed del viento que mirara
las notas en las sílabas del árbol con motivos
de admirarte. Pero en la brisa del tiempo que tú ocupas
bastan las estrellas, la luna, los sonetos
la mirada de la flor, con las voces de las arpas.
Por ti la sílaba desnuda escribe en una flor, sobre los vientos.
Si luces doy por ti para buscarte en la pluma del verano
tu ansia crepuscular bajo tu mano
escribe los sonetos de esta tarde,
fue tu rostro el amor inconfundible
que a oscuras dio la luz aún sin mis ojos, y visible
la mirada en el rostro que arde.
Y aún tu canto vuela en el verano
desatando los confines de este amor que me hace sano.
Mis ojos no pueden verte,
mis labios no pueden tocarte;
la sílaba del viento se ha movido
para alcanzar un suspiro que he perdido.
Tus labios desde el alba sedarán
el ansia en la flor de mi sustento.
No puedo hablarte ni escribirte, aunque serán
mis palabras el tocarte, el alma que yo siento.
Sin tu bella corona de diamantes
veo la luna sin verte antes
porque tu júbilo templado
fue la aurora
que me dejó en la noche desolado
y aún sin verte, soy ahora
una sombra en la sombra de la noche.
No me dejes, que sin tu amor, soy un derroche.
Tan maduro como un jazmín dorado
la alcoba de mi sueño ha desvestido
el plumaje del desvelo enamorado.
Por tus alas el alba da la huella del sentido
que del mar el firmamento abrió la flecha.
Mas en el crepúsculo del sueño
tú robas para mí la que está hecha
para saciar del corazón las ansias de su dueño.
Sórdido anzuelo que tu sed toca,
la mirada de tu corazón abierto.
Eras vana ilustración de la tristeza, que en tu boca
asía el reverbero de una roca, con ánimo yerto.
Mas la ilustración de tus pasos acerados
estira redes por tu voz anclados:
será que el tiempo no discurre paraísos,
tu voz son dos mares indecisos.
La música, la sed, la aurora arde
las chicharras, el sol, tu sed que toca,
el viento en el viento aún se pierde,
nada como el rocío de tu boca.
Las chicharras, el brío, las palomas
todo el verano se consuma.
Tus labios, la sed de la que tomas
para mirar el alba y que resuma.
Tu jazmín, la sed, tu rosa
arde en ti, como paloma diluida,
no es que pareciera yo ser otra cosa,
sentir sin ti mi voz, mi alma derruida.
Pero tus ojos no se pierden en la noche,
las luciérnagas beben luz en tu verano
el ansia crepuscular bajo tu mano
distinguen luz, aún sin el sol, y sin derroche.
Mis manos y mis labios decir no quieren otra cosa
a tus ojos y corazón tibio
que tus manos tengan esta rosa.
De mi corazón el amanecer, el cambio
del albor, tu substancia y peso
declinante ansían el regreso
de tu vista, tu mirada y de tus labios.
El amanecer dorado, se tiñó de tus cabellos rubios.
Es del frío del silencio que la aurora
yace sedienta con su angosta mano.
Eres mi lozana soledad, y en esta hora
siento tu mirada fluir como un hermano
relámpago crisálida volviendo mariposas
al capullo de tu mano.
De tu voz eran las rosas
que el carmín de ti, mujer, es artesano.
Un rojo pálido enmienda la hermosura
de un ojo que al verte indiferente
de una lágrima bebía suficiente
del brebaje de amor de la locura.
Es por eso que al verte dulce ahora
retomo las riendas de mi rumbo,
caudaloso río que abate en la blancura
de la vertiente, la pureza en que sucumbo.
Sin tu luz veo mi mejilla pálida
mi rostro cansado, mi canto empobrecido.
La luna es mi sol, mi mano tendida,
mi horizonte sin mar, y sucumbido.
Sin ti soy la vertiente de una fuente
pero el agua está en la arena,
sin ti soy el soplido del doliente,
el mar que reverbera aún su pena.
Linda con el viento la hermosura
de tu tez, la pálida blancura
acelerando tus cabellos.
Así tus ojos bellos
contemplan el mar indiferente
que trasluce la mirada.
Como una tibia fuente
en los brazos de mi amada.
Calandria: bebes flores
en la laguna templada;
eres de esos seres
que cobijan a su amada.
Tu silencio es el bostezo
de mi alma,
en tu canto es por eso
que derramas primaveras en la calma.
Templada tu mirada caudalosa
como manto de silencio sumergida
en nosotros. Eres piadosa luz, que declara tu amorosa
bienvenida. Eres tú, Jesús, que alimentas el alma de mi vida.
Tu palabra, Tu camino, La Verdad
contiene este paso mío, buscando solidaridad.
Dios, contempla nuestro dolor,
nuestra frialdad, y haz que seamos como Tú, sólo Amor.
Dulce Madre, los suspiros de tu pecho
con la miel en los labios de tu Niño
son la sonrisa de mi corazón hecho;
descanso en tu regazo y tu dominio.
De ti nunca iré lejos.
Los brazos de Jesús también me aliñan,
quiero ser en el beso de tus labios bermejos.
En mi corazón yo sueño. Y sueño que esto sueñan.
Sus alas bate la colorada rosa
perpetuando el silencio de su substancia.
Tú, clavel de alas amables, das amorosa
gratitud que refugia la distancia.
Negros cabellos, ojos de calma
tu mirada resplandece en el rostro de mi alma.
Vale decir, en la víspera del día:
robaste mi silencio, que sufría.
Como vestir en anunciado día
las corolas, del viento, en verdes amapolas,
reluce la madera de tu bosque, en que pendía
el alma de mi carpintería, perfumando las olas.
De tu ciervo la juventud me llueve
pintando en las alas de la nieve
tu negro cauce que la tinta olvida;
tu mirada es nieve de ese bosque, que da vida.
Nácar floreado donde la juventud deshoja
el incierto paso loco de tu virtud fementida?
No. Responde el bravío loco donde el mar aja
el profano verso que precipita mi rima. Huida.
Lentitud. Tus ojos, un solo cabello de dorado
esmalte, presagiando el verso castaño del arte.
Mi corazón, tu corazón, vendaval bienamado
que se calma, se calma al soñarte.
Y de la indiferente copa que bosteza el alba
su marrón cauce entre ramas dormidas,
de tus ojos, un cabello, rejuvenecidas
a mi tierno diapasón tu juventud salva.
Y entre tus pasos, sonoros senderos...
y entre danubias perfectísimas sombras...
y hacia tus pasos y perfumados floreros
desdoblada el alba, tú siempre me asombras!
Para no mirarte el fuego se apaga
recalcitrando de la perdida ceniza
tu mar de gaviota desnuda, de maga,
donde del fuego el fuego revive sonrisa.
Y se nubla el cielo junto a la acostumbrada
mano que ciñe mi mano en abrigo
y eres del sol, y cuánto te amo mi amada
más que una fuente tu reflejo es mi amigo.
Vive y del tiempo tu manantial tu sed asía
como cristal de luna, lucíérnaga cabría,
y la sed del tiempo ocupa en visitarte
el sano intento por tus ojos deslumbrarte.
De esta vertiente el tiempo reclinado
horada el mar y transcurre el paraíso,
el ocio es el intento de amar lo que es amado
y desnudar (tu corazón) es el sigilo de un oro ó sol preciso.
Abrevia de tu fuente tu juventud beata
ó callarás con mi boca lo que tu sed percata.
Libertad de soñar
Desigual princesa en ojos de ángel
augura un tibio silencio que murmura el bajel,
recibe el crepúsculo tus alas de nieve
cabalgar el océano bajo un laurel; relieve.
Mármol de sueño, por qué eres tan duro?
y crepita fugaz tu amor,
que ausente de todo dolor
no te entregas al sueño, al cielo más puro?
A la luna
Paciente luna que emerge de los lagos
disfruta el vuelo de los alpes, enamorados
y sumen en tus alas de blanca palomita los amagos
de este conjuro de violetas luces y estrépitos fugaces, los
verdes aspavientos, coníferas errantes sobre valles.
Música, verde estupor, canto enfurecido
de silencio alcoba semidormida, ventanas y calles
robles de silencio, cardúmenes de alas, me han vencido...-
A una serpiente
Animal repticular rompiente de besos arenados
¿Porqué tengo que apartarme de ti?
Piedras preciosas movedizas, y ojos de rubí
¿Porqué enamorados mis versos te quieren amados
los álabes de mis sueños cantarte, y entre las sombras olvidarte
esa noción de maga oscura, ó ponzoñoso velo?
Animal de verdes mundos sobre el mundo, quédate,
pero lo suficientemente lejos. Así sabré que la medusa tiene
pelo.
Inherente tu cabello, la espuma del verano
se duerme en tus brazos transparentes
el azul de azahar bajo tu mano
tan perfecto, azul, indiferente
Sólo el brazo del mar entre tus brazos
descubre el invierno sobre el alba
No era abril, era tu voz en aquellos marzos
suspirabas como gaviota malba
Verde epifanía
Lenta crisálida en primaveras azules
tus palabras de azahar huelen a perfume
porque de mi amor, de tu rosa, tú exhales
azules primaveras, de las frutas y flores tu miel sume.
Porque palabras que en el alma ya no bastan
aran surcos y germinan los jazmines,
tu voz en el perfume, semillas no desistan
labran mi Libertad en tus Jardines.
Si del Amor Eterno se copiaran dos figuras
cabría en sólo una mi delirio
porque de mi amor el sufrimiento a las alturas
todo ángel recibe el humo de este cirio:
Mi amada, Oh Julieta, tú mi amada
besaste con tus labios mi alma, que sintiera
del corazón tu frenesí, con una espada
de amor. Oh, en tus brazos yo muriera.
Bajel de incesante armadura
en el océano y el mar sobran tinieblas
pero en tu mirada caudalosa la locura
dulce finge las estrellas.
Quiero tenedlas, la noche se presagia
como la luz repartida de la luna
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Miér Abr 17, 2024 4:52 pm por caminandobajolalluvia
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