El llamado

El llamado

Hay que mirar con libertad el día,
saber a bocanadas qué nos pasa,
por qué es triste este rostro y esa taza,
por qué no está feliz la mayoría.

El ojo mira el cielo y se desvía,
el pecho está aquí abajo y en la raza,
se ve bien a lo lejos esta casa,
pero es más dulce adentro, vida mía.

Vayamos, desnudemos su alegría,
echemos a la calle su argamasa,
que ninguno no sepa lo que había.

Y hay tanto por hacer, que en esta plaza
te invito yo a cantar como lo haría
un hombre que en sus sueños va y te abraza

10 06 11

Acepto la invitación amigo