La congestión

La congestión

Mientras tose el otoño, mientras caen
las hojas de un Santiago envenenado,
tirito yo también y ensimismado
me abrigo en la visiones que te traen.

Esas de ayer, esas que altivas raen
el gris color del cielo en mi costado,
la soledad de anclar en el nublado
de sueños que me habitan y me abstraen.

Esas que un rayo sobre el tedio atraen
y avivan y relumbran en lo amado
cual fénix de ilusión que nos distraen.

Enfermo pues estoy y, enamorado,
resisto por los dos a los que extraen
su fuerza de este amor en mayo ahumado.

30 05 11

Paisajes del alma en tu hermoso soneto.