Tan en la lluvia zarpará esta noche
el bostezo de tu boca perfumada
el añil de mi voz cubrirá sin un reproche
el jazmín de la flor en mi mano enamorada...
Pero si de lejos no he logrado descubrirte
como un bajel que sus especias perfuma
tan así he de mentir a la tormenta, que asoma
como un vaho de niebla que mi luz resiste...
Tal vez yo debería mostrar la flecha,
y no lanzarla tan de prisa.
Para que en mi amada la sorpresa quede hecha,
y no un temor que aligera toda brisa…
…Sus labios han de entreabrirse como la mirada
como en luna que moja dócil retoño,
mis ojos son de ti dulce rebaño:
amo el soplo de tu boca perfumada.
Mi corazón ha de latir también como el verano.
Soy una estrella de mar bajo tu mano.
Como el silencio de tu alma
soy como un niño, en los brazos de tu calma.
Como a un pastor te sigo dócilmente
amo lo que tu corazón siente.
Como el verano, también soy una nube
algodón en tus manos, todo lo que tuve.
Como el viento de Primavera
hago cosquillas en la trilla,
fruta de mi amor es maravilla
que el perfume en tu cabello suave atempera;
Soy como el viento. Corro a las chicas.
Me regalaron frutas, y yo las comí.
Luego medio se me escapan: fantásticas.
Yo no huiré de aquella que me corra a mí.
Amar si a mi alma tú pudieras
una palabra bastaría
una paloma en mi cielo tú me dieras
robar mi corazón yo dejaría
Eres cual silencio tan sencillo
innumerable vuelo, mariposas
repartes tu silencio en el anillo
de la luz de tu mirar hacia las cosas.
Suave caricia del viento a las ciruelas,
nace el constante atavío de la sombra.
En su plenitud renace el atavío que desvelas
hacer el sol sobre los mares, lo que asombra.
Lento murmullo que yace en la artesa
como reverbero de cereza,
bocas de las aves se abren en la fresa
toda la creación me parece una belleza.
Un mar de espumas y de peces
dejan mi sombra en transparencia
porque contigo renace en ti mi ausencia
ó tal vez el verano que desees.
Sólo en ti, sólo en tu sombra
besaré el manantial de lo que alumbra,
tal la ciruela que sus labios me entristece
como aquel verano de espumas que renace.
En ti, tibios cabellos medidos son substancia
de aquella sombra ó sol que derrama en abundancia
todo el verano y el otoño en tu pelo:
allí veo estrellas de plata y oro en el anzuelo.
Naces, y derramas la blancura
como la flor que su polen me ha dado simiente;
sin ti no la nieve, tu mejilla es la más pura
perdida avidez que mi corazón sostiene.
Fresco racimo de plata,¡Vengan a mí, estrellas soñadoras!
Solo tan solo, la luz me alumbra
como un mar de espumas de mil cofres, Pandoras;
despunta el alba y de la nieve del día yace la penumbra.
Alba, alba que me sueñas…
todo el racimo de tu deleite en mi Primavera…
toda la bóveda de mi andar en tus merecidas dueñas…
Sólo la nieve ó el alba en tu vientre me asevera…
Más allá de tus ojos, el silencio
esquiva sin tu nieve la amargura
que en la providencia que vivencio
sola mi reparo aminora.
Sin tu cristal el agua se retiene
por el cántaro otoñal de tu fragancia
Sin tu amor, tu amor detiene
el origen de las fauces de mi ansia.
Sólo en ti, tu verano me atormenta
como un caudal de alas de gaviotas
porque la luz del verano me alimenta
entre tus brazos, doncellas de poetas!
Sólo eres tú, sin ti nadie
nadie en el verano sólo tú
sólo eres tú,
de mis plegarias de tus labios rosa medie!
Calienta el verso sus alas transparentes
como júbilo de amor, pisada diligente
sólo el verso del verano florece entre las gentes
navega en diluida pisada fuertemente.
Tu paso esbelto, tu trazo figurado
latiente en el adviento del verano
rocía el mar con el verso del amado.
La espuma de tu mar florece entre mi mano.
Escuchen esta máxima templada
en este sueño, la vida sueño ha sido:
no hay que darse por vencido ni aún vencido,
dos alas blancas tiñen la alborada.
Si Romeo hubiera esperado más
a la sombra del sepulcro, ó de la siesta,
¡Ahí nomás despertaba su Julieta!
En este amor, todo lo esperas, y lo das.
Canción que pronuncia el paraíso
destilando del invierno fresca fuente,
del azul que reverbera en tu simiente
dulce paloma, asoma ojo preciso.
Es en tu verano dulzura elocuente,
responde en tu figura nacimiento,
aladas coplas de rumor paciente:
en una copa, tu bebida es mi aliento.
Canción que pronuncia el paraíso
destilando del invierno fresca fuente,
del azul que reverbera en tu simiente
dulce paloma, asoma ojo preciso.
Es en tu verano dulzura elocuente,
responde en tu figura nacimiento,
aladas coplas de rumor paciente:
en una copa, la sidra es el fermento.
De tu rubio nacimiento, ojos en calma
distinguen el verano del aroma
que en Primavera gozoso aire toma
labores de canastos en tu palma.
Sólo del verano se distingue tu frescura
como pez de plata que la luna roba,
tu voz se pierde en la blancura
de un horizonte que la esencia enamoraba.
Precisas alas que la luna llama
en horizontes y bosques de nostalgia,
el vuelo de tu calma es toda flama
que en el latir de tu contorno, luce magia.
Eres y no eres mi alma y mi suspiro
porque uno después de otro se intercambian,
sólo tu voz late en mi respiro
como una ausente crisálida, mariposa envían.
¡Oh Soledad! ¿Porqué
de tu luz acostumbraste tus cabellos
a visitar en ti mi ausencia, aunque
luna en flor, primavera, tus ojos bellos
galopan en mi alma y en mi vientre?
La selva de tu amor en ti se vierte,
y caudalosa florece en tu racimo, siempre,
pero mi voz oculta la crisálida de verte.
Robaste mi corazón, ganando el paraíso
en la flor de este amor que en ti lo quiso,
sólo tu voz, tu alma me reprocha,
el alba de la luna del amor que en ti derrocha
el fresco bajel de mi simiente
en tu cálida sencillez de ala doliente.
Me dijiste: “huyes del verano” con tus ojos;
retornara a tus labios mis despojos.
Son dos alas de graciosa ave bella
tu inherente libertad, bajo claveles,
que en la espuma del silencio es una estrella.
Y aún, la sílaba desnuda, en los vergeles
de tu nívea sonrisa, enamorada
descubre tu profunda libertad
en la elipsis de tus sueños, sumergida:
dentro de tu alma, tu vuelo se libera: volad!
Brilla la ausencia, como un soneto,
palabra que murmura bajo el viento.
Soledad, cosmogonía. Antílope de luchas
y sustentos. Clava su mordaz hora enlutada
en la planicie de las horas y las luchas.
Hora que reparte el firmamento, de la atrapada
fama de sus duchas nieves que palpitan.
Son horarios que conjugan y respiran.
Bella y solitaria como nieve
tu rastro se dispersa bajo el viento.
Tu rostro es oro y en tu faz relieve
conspira el viento su susurro lento.
No comparto del brío su frescura
porque sus alas me hallaron con locura;
nativas fauces de su impávido retrato
cabalgar vertiginoso su silencio nato.
Atañe el rosado mar tu boca transparente
como tibia rosa en una fuente.
Del cristal asir tu brazo presuroso
como júbilo templado, la hermosura;
eres niebla, y un salto en la figura,
en tus brazos, el amado hace reposo.
Desde ti tu flor es el perfume
germina mi sed, para que tu agua sume.
Atesoras el madrigal
que en mi mano atesoras
como el alba roba la aurora tras el trigal
encendido; y en tu sonrisa comparas el río que aminoras
besando las orillas de mi corazón. Y el manantial
dormido, bajo mis fauces dormido
despierta con tu madrigal
como un jazmín encendido.
Si de a dóciles productos
la naturaleza revive
los pasos de sus abductos
movimientos donde la herencia recibe
su natal desemejanza
y dones distintos, que fuerzan su supervivencia,
la enorme variedad será el camino de pujanza
del brillante Universo, con repartida diferencia.
Fundamentas con artes y entusiasmo natos
el perfume en la distancia de la alegre sinfonía
de la vida; que con perfectos tratos
la ruta del poniente del Sol en este día
has enseñado, sirviendo la miel de la colmena,
preparando al abrigo de la Luna, el recipiente de mi pena.
Será que ayer corría el amanecer besando
el anochecer que hoy camina dando.
Lucías el atardecer en tu semblante
pintando el nido de tus notas, despidiéndote
de la soledad, y el alma solitaria.
El conjunto de tu luz era de rubio caoba
y silenciosa noche, que sobre el arco de la vida temeraria
estremecías al ave que de mi corazón tu mano roba.
Es así que en el principio sustentabas
el ancla de mi viaje, que en tus sueños atabas.
De oeste a este tu mirada transparente
es vuelo en una flor, ansia en la fuente.
Lejos, el sonido me despierta
como la mirada de tu océano, alerta.
Eres tú, con tu vástago indomable
el trino de la voz que me despierta.
Posiblemente tu astro fue la cuna amable
del renacer en el amor, que nos concierta.
el bostezo de tu boca perfumada
el añil de mi voz cubrirá sin un reproche
el jazmín de la flor en mi mano enamorada...
Pero si de lejos no he logrado descubrirte
como un bajel que sus especias perfuma
tan así he de mentir a la tormenta, que asoma
como un vaho de niebla que mi luz resiste...
Tal vez yo debería mostrar la flecha,
y no lanzarla tan de prisa.
Para que en mi amada la sorpresa quede hecha,
y no un temor que aligera toda brisa…
…Sus labios han de entreabrirse como la mirada
como en luna que moja dócil retoño,
mis ojos son de ti dulce rebaño:
amo el soplo de tu boca perfumada.
Mi corazón ha de latir también como el verano.
Soy una estrella de mar bajo tu mano.
Como el silencio de tu alma
soy como un niño, en los brazos de tu calma.
Como a un pastor te sigo dócilmente
amo lo que tu corazón siente.
Como el verano, también soy una nube
algodón en tus manos, todo lo que tuve.
Como el viento de Primavera
hago cosquillas en la trilla,
fruta de mi amor es maravilla
que el perfume en tu cabello suave atempera;
Soy como el viento. Corro a las chicas.
Me regalaron frutas, y yo las comí.
Luego medio se me escapan: fantásticas.
Yo no huiré de aquella que me corra a mí.
Amar si a mi alma tú pudieras
una palabra bastaría
una paloma en mi cielo tú me dieras
robar mi corazón yo dejaría
Eres cual silencio tan sencillo
innumerable vuelo, mariposas
repartes tu silencio en el anillo
de la luz de tu mirar hacia las cosas.
Suave caricia del viento a las ciruelas,
nace el constante atavío de la sombra.
En su plenitud renace el atavío que desvelas
hacer el sol sobre los mares, lo que asombra.
Lento murmullo que yace en la artesa
como reverbero de cereza,
bocas de las aves se abren en la fresa
toda la creación me parece una belleza.
Un mar de espumas y de peces
dejan mi sombra en transparencia
porque contigo renace en ti mi ausencia
ó tal vez el verano que desees.
Sólo en ti, sólo en tu sombra
besaré el manantial de lo que alumbra,
tal la ciruela que sus labios me entristece
como aquel verano de espumas que renace.
En ti, tibios cabellos medidos son substancia
de aquella sombra ó sol que derrama en abundancia
todo el verano y el otoño en tu pelo:
allí veo estrellas de plata y oro en el anzuelo.
Naces, y derramas la blancura
como la flor que su polen me ha dado simiente;
sin ti no la nieve, tu mejilla es la más pura
perdida avidez que mi corazón sostiene.
Fresco racimo de plata,¡Vengan a mí, estrellas soñadoras!
Solo tan solo, la luz me alumbra
como un mar de espumas de mil cofres, Pandoras;
despunta el alba y de la nieve del día yace la penumbra.
Alba, alba que me sueñas…
todo el racimo de tu deleite en mi Primavera…
toda la bóveda de mi andar en tus merecidas dueñas…
Sólo la nieve ó el alba en tu vientre me asevera…
Más allá de tus ojos, el silencio
esquiva sin tu nieve la amargura
que en la providencia que vivencio
sola mi reparo aminora.
Sin tu cristal el agua se retiene
por el cántaro otoñal de tu fragancia
Sin tu amor, tu amor detiene
el origen de las fauces de mi ansia.
Sólo en ti, tu verano me atormenta
como un caudal de alas de gaviotas
porque la luz del verano me alimenta
entre tus brazos, doncellas de poetas!
Sólo eres tú, sin ti nadie
nadie en el verano sólo tú
sólo eres tú,
de mis plegarias de tus labios rosa medie!
Calienta el verso sus alas transparentes
como júbilo de amor, pisada diligente
sólo el verso del verano florece entre las gentes
navega en diluida pisada fuertemente.
Tu paso esbelto, tu trazo figurado
latiente en el adviento del verano
rocía el mar con el verso del amado.
La espuma de tu mar florece entre mi mano.
Escuchen esta máxima templada
en este sueño, la vida sueño ha sido:
no hay que darse por vencido ni aún vencido,
dos alas blancas tiñen la alborada.
Si Romeo hubiera esperado más
a la sombra del sepulcro, ó de la siesta,
¡Ahí nomás despertaba su Julieta!
En este amor, todo lo esperas, y lo das.
Canción que pronuncia el paraíso
destilando del invierno fresca fuente,
del azul que reverbera en tu simiente
dulce paloma, asoma ojo preciso.
Es en tu verano dulzura elocuente,
responde en tu figura nacimiento,
aladas coplas de rumor paciente:
en una copa, tu bebida es mi aliento.
Canción que pronuncia el paraíso
destilando del invierno fresca fuente,
del azul que reverbera en tu simiente
dulce paloma, asoma ojo preciso.
Es en tu verano dulzura elocuente,
responde en tu figura nacimiento,
aladas coplas de rumor paciente:
en una copa, la sidra es el fermento.
De tu rubio nacimiento, ojos en calma
distinguen el verano del aroma
que en Primavera gozoso aire toma
labores de canastos en tu palma.
Sólo del verano se distingue tu frescura
como pez de plata que la luna roba,
tu voz se pierde en la blancura
de un horizonte que la esencia enamoraba.
Precisas alas que la luna llama
en horizontes y bosques de nostalgia,
el vuelo de tu calma es toda flama
que en el latir de tu contorno, luce magia.
Eres y no eres mi alma y mi suspiro
porque uno después de otro se intercambian,
sólo tu voz late en mi respiro
como una ausente crisálida, mariposa envían.
¡Oh Soledad! ¿Porqué
de tu luz acostumbraste tus cabellos
a visitar en ti mi ausencia, aunque
luna en flor, primavera, tus ojos bellos
galopan en mi alma y en mi vientre?
La selva de tu amor en ti se vierte,
y caudalosa florece en tu racimo, siempre,
pero mi voz oculta la crisálida de verte.
Robaste mi corazón, ganando el paraíso
en la flor de este amor que en ti lo quiso,
sólo tu voz, tu alma me reprocha,
el alba de la luna del amor que en ti derrocha
el fresco bajel de mi simiente
en tu cálida sencillez de ala doliente.
Me dijiste: “huyes del verano” con tus ojos;
retornara a tus labios mis despojos.
Son dos alas de graciosa ave bella
tu inherente libertad, bajo claveles,
que en la espuma del silencio es una estrella.
Y aún, la sílaba desnuda, en los vergeles
de tu nívea sonrisa, enamorada
descubre tu profunda libertad
en la elipsis de tus sueños, sumergida:
dentro de tu alma, tu vuelo se libera: volad!
Brilla la ausencia, como un soneto,
palabra que murmura bajo el viento.
Soledad, cosmogonía. Antílope de luchas
y sustentos. Clava su mordaz hora enlutada
en la planicie de las horas y las luchas.
Hora que reparte el firmamento, de la atrapada
fama de sus duchas nieves que palpitan.
Son horarios que conjugan y respiran.
Bella y solitaria como nieve
tu rastro se dispersa bajo el viento.
Tu rostro es oro y en tu faz relieve
conspira el viento su susurro lento.
No comparto del brío su frescura
porque sus alas me hallaron con locura;
nativas fauces de su impávido retrato
cabalgar vertiginoso su silencio nato.
Atañe el rosado mar tu boca transparente
como tibia rosa en una fuente.
Del cristal asir tu brazo presuroso
como júbilo templado, la hermosura;
eres niebla, y un salto en la figura,
en tus brazos, el amado hace reposo.
Desde ti tu flor es el perfume
germina mi sed, para que tu agua sume.
Atesoras el madrigal
que en mi mano atesoras
como el alba roba la aurora tras el trigal
encendido; y en tu sonrisa comparas el río que aminoras
besando las orillas de mi corazón. Y el manantial
dormido, bajo mis fauces dormido
despierta con tu madrigal
como un jazmín encendido.
Si de a dóciles productos
la naturaleza revive
los pasos de sus abductos
movimientos donde la herencia recibe
su natal desemejanza
y dones distintos, que fuerzan su supervivencia,
la enorme variedad será el camino de pujanza
del brillante Universo, con repartida diferencia.
Fundamentas con artes y entusiasmo natos
el perfume en la distancia de la alegre sinfonía
de la vida; que con perfectos tratos
la ruta del poniente del Sol en este día
has enseñado, sirviendo la miel de la colmena,
preparando al abrigo de la Luna, el recipiente de mi pena.
Será que ayer corría el amanecer besando
el anochecer que hoy camina dando.
Lucías el atardecer en tu semblante
pintando el nido de tus notas, despidiéndote
de la soledad, y el alma solitaria.
El conjunto de tu luz era de rubio caoba
y silenciosa noche, que sobre el arco de la vida temeraria
estremecías al ave que de mi corazón tu mano roba.
Es así que en el principio sustentabas
el ancla de mi viaje, que en tus sueños atabas.
De oeste a este tu mirada transparente
es vuelo en una flor, ansia en la fuente.
Lejos, el sonido me despierta
como la mirada de tu océano, alerta.
Eres tú, con tu vástago indomable
el trino de la voz que me despierta.
Posiblemente tu astro fue la cuna amable
del renacer en el amor, que nos concierta.
Miér Mar 13, 2024 10:17 pm por caminandobajolalluvia
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Miér Mar 13, 2024 9:23 pm por caminandobajolalluvia
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