Mi roja luz…
Mi roja luz, centella donde apaga la lumbre
el perdido ocaso, arroja en el abismo,
que dulce llega, a confrontarse con él mismo
la roja estela de su manto, que en su cumbre
desespera el llanto, y lo concibe,
por el destello de su canto, que no inhibe
y ya su canto, junto a estela, mar adentro
hondo reclama el Cielo, solo y dentro…
Perdido, por tu mar, perdido en el ocaso,
relumbran tus ojos con mi sello
y anonada el cuerpo en mi dentello,
hacia la cumbre vana, sol, acaso…
Vana, la ilustración del manto inerte,
cuyo aderezo el mar, sólo revierte,
su luz propaga estela victoriosa
deslumbra el mal, pero afana pues, la rosa…
Solo desata de su lumbre, nuevo ángel
en el soplido de los vacuos mares bellos,
por el sendero de la nube, y los camellos
la luz concibe pues el arpa es arancel…
De luz acaba, la mirada que lo embiste,
cual süave arpegio, redobla sutileza
al ave ufana, intonsa luz resiste,
cual ave presa, de su música, belleza…
Los rojos cielos, de las aves, vuelven presa
la sutileza del amor, sombra livïana,
que en amor presa, de su imán, atesa vana
ó ya la sombra del caimán, vuelve ya ilesa…
Mi rojo espectro, de la nube, no es gallarda
sin amorío en el querube de su testa,
cual suave resta, de su soplo, que aún aguarda
sombra liviana, que repecha, y amonesta…
Burla lo ágil, ya lo encono de silvestre
burlador de mi mesura ya hilvanada:
otro teatro de la flor, casta maestre,
de la sombra del pudor, enajenada…
Burla lo célibe, burla lo vasto,
en el mesón de solo ciego, trasto
roto alazán, de rotos alabastros
en la centella de mi adiós, ó de mis astros…
Burla si ágil, canta si medra:
lo cognoscible al ardor, canta y precisa,
el solo vasto imán, que el sol arredra
con el conjuro de su voz, que me idealiza…
Busca su pie, gallardo en estro
llanero adusto sin el mal, con el que río,
la voz inmueble de mi sombra aquél estío,
de la mirada de mi mal, con el que enclaustro…
Busca si ciego, busca demás, sin solo anego
la púrpura demanda de mi ruego,
en sol etéreo, en más, en más sosïego
la luna empella con el mal de lo que lego…
Rojo si adentro ya la sal, la sal precisa
el horizonte de mi mar, el mar endeble
cual el suspiro de mi ágata, si mueble,
otro ademán, ya si la sombra, iza…
Busca mi estrella, lo nefasto de mi orfebre,
casi la miera de mi ducto, es mar de fïebre…
Mi roja luz, centella donde apaga la lumbre
el perdido ocaso, arroja en el abismo,
que dulce llega, a confrontarse con él mismo
la roja estela de su manto, que en su cumbre
desespera el llanto, y lo concibe,
por el destello de su canto, que no inhibe
y ya su canto, junto a estela, mar adentro
hondo reclama el Cielo, solo y dentro…
Perdido, por tu mar, perdido en el ocaso,
relumbran tus ojos con mi sello
y anonada el cuerpo en mi dentello,
hacia la cumbre vana, sol, acaso…
Vana, la ilustración del manto inerte,
cuyo aderezo el mar, sólo revierte,
su luz propaga estela victoriosa
deslumbra el mal, pero afana pues, la rosa…
Solo desata de su lumbre, nuevo ángel
en el soplido de los vacuos mares bellos,
por el sendero de la nube, y los camellos
la luz concibe pues el arpa es arancel…
De luz acaba, la mirada que lo embiste,
cual süave arpegio, redobla sutileza
al ave ufana, intonsa luz resiste,
cual ave presa, de su música, belleza…
Los rojos cielos, de las aves, vuelven presa
la sutileza del amor, sombra livïana,
que en amor presa, de su imán, atesa vana
ó ya la sombra del caimán, vuelve ya ilesa…
Mi rojo espectro, de la nube, no es gallarda
sin amorío en el querube de su testa,
cual suave resta, de su soplo, que aún aguarda
sombra liviana, que repecha, y amonesta…
Burla lo ágil, ya lo encono de silvestre
burlador de mi mesura ya hilvanada:
otro teatro de la flor, casta maestre,
de la sombra del pudor, enajenada…
Burla lo célibe, burla lo vasto,
en el mesón de solo ciego, trasto
roto alazán, de rotos alabastros
en la centella de mi adiós, ó de mis astros…
Burla si ágil, canta si medra:
lo cognoscible al ardor, canta y precisa,
el solo vasto imán, que el sol arredra
con el conjuro de su voz, que me idealiza…
Busca su pie, gallardo en estro
llanero adusto sin el mal, con el que río,
la voz inmueble de mi sombra aquél estío,
de la mirada de mi mal, con el que enclaustro…
Busca si ciego, busca demás, sin solo anego
la púrpura demanda de mi ruego,
en sol etéreo, en más, en más sosïego
la luna empella con el mal de lo que lego…
Rojo si adentro ya la sal, la sal precisa
el horizonte de mi mar, el mar endeble
cual el suspiro de mi ágata, si mueble,
otro ademán, ya si la sombra, iza…
Busca mi estrella, lo nefasto de mi orfebre,
casi la miera de mi ducto, es mar de fïebre…
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