La caza del amor
En encontrar el amor he puesto mi esperanza,
mi sangre y mi sudor está en aquellos pormenores.
En esa esquina está, me dice el palpitar de un sueño
y por correr por él dejo detrás ciertas pendencias:
la cama sin hacer, el libro sin abrir, dormido el fuego
y la noche descorchada derramándose en mis venas.
Pero no era amor, no había nadie en aquel parque,
ni las cigüeñas se quedaron sobre el techo,
las horas que se van, los ciudadanos raudos
me exigen, me aleccionan, me avisan del silencio.
Hay amigos perplejos por mi incesante asedio
y otros que murmuran dónde va este gran perdido.
Y yo porfiado insisto en la estación de mis delirios,
amor, amor, por dónde vas que no te alcanzo,
por dónde en esas mozas, en el vaivén de un cuerpo,
en la heredad de un labio que sorprendo entre la niebla.
Estoy seguro que me busca enamorado,
que tal vez yo debiera sentarme en esa plaza,
que esa mujer me espera sin saber por qué no llego,
por dónde me he metido, que me detiene en plena calle.
En encontrarte amor he puesto mi esperanza,
avisen que aquí voy, detengan ese metro,
depongan la batalla, clausuren ese puente,
y si ya no saben de mi, si me detengo
no pidan misas por mi, no tengan miedo,
seguro es el amor el que me ha vuelto golondrina
y entonces mi motor es todo el aire en que los beso.
18 02 11
En encontrar el amor he puesto mi esperanza,
mi sangre y mi sudor está en aquellos pormenores.
En esa esquina está, me dice el palpitar de un sueño
y por correr por él dejo detrás ciertas pendencias:
la cama sin hacer, el libro sin abrir, dormido el fuego
y la noche descorchada derramándose en mis venas.
Pero no era amor, no había nadie en aquel parque,
ni las cigüeñas se quedaron sobre el techo,
las horas que se van, los ciudadanos raudos
me exigen, me aleccionan, me avisan del silencio.
Hay amigos perplejos por mi incesante asedio
y otros que murmuran dónde va este gran perdido.
Y yo porfiado insisto en la estación de mis delirios,
amor, amor, por dónde vas que no te alcanzo,
por dónde en esas mozas, en el vaivén de un cuerpo,
en la heredad de un labio que sorprendo entre la niebla.
Estoy seguro que me busca enamorado,
que tal vez yo debiera sentarme en esa plaza,
que esa mujer me espera sin saber por qué no llego,
por dónde me he metido, que me detiene en plena calle.
En encontrarte amor he puesto mi esperanza,
avisen que aquí voy, detengan ese metro,
depongan la batalla, clausuren ese puente,
y si ya no saben de mi, si me detengo
no pidan misas por mi, no tengan miedo,
seguro es el amor el que me ha vuelto golondrina
y entonces mi motor es todo el aire en que los beso.
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