TE VENDO LA MAÑANA

Si mis ojos se hicieron para verte
no te veo,
¿Quién está lejos?. Tú o más bien yo.

En esta habitación vacía
voy contando los dedos de mis manos
y las gotas de agua, una a una
para medir el tiempo de tu ausencia
y compartir sólo los silencios
el terco dolor del tiempo
y el impreciso modo de entendernos.

Caerán los mundos y las constelaciones
se llenarán las calles, pasarán las edades
y la lluvia en los cristales
replicará enigmática.

Te vendo la mañana
con mis palabras más claras
una lanza para ennoblecernos
y una bandera para reunirnos.

Y arrojar al mar las despedidas
para que se callen las mañanas
es la larga distancia
en la simetría de los ángeles
porque manaba una sed
que ya nadie saciaría.

La vida, un poema ignorado
o el proyecto de una palabra
que una mañana lluviosa
se tornó; definitivamente extraña.

Epa compañera, estamos reflexivas!
Me gusta verte por estos lares, por que así se deja ver un poeta, en todas las emociones.
Exelente escrito, nos estamos leyendo.

Un abrazo a esa enorme gratitud que tienes kaina, de corazón. Un beso enorme.