por Alexander León Montaño Sáb Mayo 14, 2011 11:28 pm
Que bien aparentas no aparentar:
Das un abrazo llorando mientras tu alma ríe,
Te quejas cuando todos ven tácita tu satisfacción,
Escribís poemas sin tu esencia para que no hablen mal de vos,
Maldecís al hombre que está en tu crucifijo cuando nadie te ve
Y haces que tu sonrisa lánguida parezca saludable.
Decís saber apreciar la verdadera belleza,
como la que posees por pertenecer a la realeza;
Te jactas de vivir en la plenitud de la armonía,
Cuando en realidad estás inmersa en la monotonía.
Labios pintados de rojo que dan besos negros,
Cuerpo esbelto que cubre alma mancillada;
Exceso de zapatos caros guardados en el armario,
Con ellos sera imposible llenar el vació que sentís a diario.
Superficialidad inexorable al materialismo
Que desemboca en un deplorable reduccionismo;
Cúmulo putrefacto de masa carente de autoconocimiento,
Que no se compadece del genuino sufrimiento,
Como el "amor" que una vez estuvo en esparcimiento
en mi corazón, y que hipócritamente me decía: "No miento".
Pero yo sé la inmundicia que realmente sos:
Sé cuántos hombres has devorado ansiosa en tu manchada cama
Sé los espectáculos que das cuando no estás sobre el escenario
Sé que vomitas todo lo que comes para que tu cuerpo se consuma a sí mismo
Sé que no te satisface el placer de los orgasmos que buscas sedientamente
Sé que sos una dama a la vista, pero una mundana envuelta en las sábanas
Sé que juras en nombre de un dios en el que ya no crees
Sé que sos la perfecta ilusionista de la moral
Sé que bailas sobre la tumba de los corazones que han muerto en tu nombre
Sé que sos la simple marioneta de la bajeza
Sé corres a las fronteras donde las armas de los hombres se funden en sus manos
Sé que corres entre cuerpos que saltan para morder la mano de Dios
Y si no puedes devolverme la ignorancia que tenia
Dormiré debajo de tu cama emitiendo alaridos,
Te seguiré mejor de lo que lo hace tu sombra,
Haré que la sangre sea sobre tus huesos,
Seré el gusano que come tu carne podrida,
Cortaré con unas tijeras oxidadas tu último aliento,
Le destrozaré la garganta a tu consciencia,
Beberé el dolor que derraman tus ojos,
Seré la lujuria desviada que no te deja dormir,
Seré el feto deforme que se conciba en tu vientre sin cuna,
Me convertiré en los fluidos indignificados que menstruas,
Estaré oculto en la soledad que abrazan tus noches,
Me vestiré con tu piel, esa misma que todos han usado;
Mantendré viva la hoguera cuando estés en el fuego eterno,
Seré las drogas que corroen y estremecen tus venas,
Seré el necrófago que se deleita comiendo de tu miedo,
Cataré las llagas supurantes de tus manos que dejan escaparme
Y cuando te esté matando con mis propias manos desearas no haberme
Sacado de La Castidad de la Ignorancia.
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